
Hay muchos mundos diferentes conviviendo en una misma mesa, tantos como personas sentadas alrededor del festín, cada uno mirando diferente tras su propia realidad, cada uno tomando lo que cree merecer y así la disparidad de una conversación normal de varios planetas que convergen se convierte al fin en una muestra de lo que llevan dentro; Frutos, oro, fantasmas, flores, basura o según una mezcla que llamamos personalidad, ese brillo en los ojos o esa voz apagada o todo lo que quepa entre pecho y espalda.